top of page

La chef venezolana que buscó asilo político para seguir sus sueños emprendedores

Ella busca apoyar a otras mujeres inmigrantes que aspiran a convertirse en propietarias de un negocio en Estados Unidos.

En la serie de Mujeres Emprendedoras Mi Peor Momento, las fundadores dan cuenta, de primera mano, de la mayor dificultad y experiencia desgarradora que casi las hacen rendirse mientras construían sus negocios y cómo se recuperaron. Adriana Urbina había trabajado en restaurantes desde que tenía 15 años. A los 18 ya había estudiado en una escuela culinaria en su ciudad de origen en Venezuela e ido a España a continuar sus estudios donde fue aprendiz de Martín Berasategui, un célebre chef vasco, después de haberle enviado un correo electrónico. A los 19 había asegurado una estancia de un año en el restaurante de Manhattan, Rouge Tomate, y a los 20 regresó a Venezuela por un año para planear más viajes. Durante ese tiempo, la situación en Venezuela dio un giro. Si quería vivir en el extranjero, Urbina tenía que pedir asilo político sin opción a regresar a casa. Ella tomó el sacrificio y en los últimos cinco años se ha ganado el título de chef ejecutiva en De Maria, en Nueva York, lanzó su propia compañía pop-up de comida, Tepuy Dining, y compitió en el show de cocina Chopped de Food Network y ganó. Lo que sigue es un relato de primera mano de su experiencia. Esta entrevista ha sido editada para su longitud y claridad. “Cuando la situación política de Venezuela empeoró, las cosas se volvieron muy peligrosas y no me sentía segura. Me di cuenta que mi calidad de vida no sería la misma si me quedaba porque era difícil encontrar incluso productos básicos, y yo sabía que no podía crecer así. Así que empecé a buscar en todos los maravillosos restaurantes en Nueva York y me sentí inspirada por la oportunidad. Decidir pedir asilo político fue una decisión difícil. Me siento increíblemente cerca de Venezuela como mi hogar, pero estaba tomando la decisión de no ser capaz de regresar. Mi hermana estaba también viviendo en Nueva York, así que ella me ayudó a saber que tendría familia ahí, incluso cuando estaba dejando a otros detrás. Aún así estaba muy triste de irme, nerviosa por el futuro y asustada por no saber cuándo iba a ver a mi familia otra vez.

Después de mudarme a Nueva York en 2013, trabajé en Atera, French Louie y otros pocos restaurantes. Al mismo tiempo, lancé Tepuy Dinning, mi servicio pop-up de comida, el cual ha sido una increíble oportunidad para ser creativa con los platillos de mi propia herencia. Hace pocos años, el equipo de De Maria comenzó a asistir a mis pop-ups. Cuando estaban buscando un nuevo chef pensaron en mí y me uní a su equipo la primavera pasada. Ahí, mis platillos me regresan a Venezuela cada día. Muchos de mis platillos traen historias de mi infancia y mi familia con ellas. Ser una chef ejecutiva mujer ciertamente tiene desafíos. Los cocineros a veces son resistentes a estar en una cocina donde hay una mujer al mando. Ha habido momentos cuando la gente ha hablado a mis espaldas o piensan que no soy capaz, porque soy una inmigrante o porque soy mujer (o ambas). Es satisfactorio probarles que están equivocados, pero eso puede ser cansado enfrentar estereotipos y dudas. Con esto dicho, mi equipo me respeta mucho y trabajamos bien colectivamente. Yo pienso que especialmente importante para las mujeres en el mundo culinario ayudarnos a encontrar oportunidades unas a otras. Una de mis metas a largo plazo es ayudar a otras mujeres chef, especialmente inmigrantes, a empezar sus propios negocios culinarios. Cuando inició Tepuy, hubiera deseado que hubiera alguien que me ayudara a guiarme con los procesos, y quiero hacerlo con otras. Mi experiencia me ha enseñado a ser paciente. Sé cómo moverme rápido en la cocina y solucionar problemas rápidamente, pero cuando vienes de inmigración, es también importante saber cuándo esperar. Hay mucho desconocimiento sobre el futuro de Venezuela y es inquietante no saber cuando toda mi familia estará junta otra vez. Pero no cambiaría nada sobre mi decisión de mudarme. Esta experiencia me ha hecho una persona más fuerte, y me siento increíblemente afortunada de hacer lo que amo cada día y cocinar con el corazón. Ser capaz de ser creativa y darles a los otros una experiencia memorable de comida es un regalo”.

Fuente: https://www.entrepreneur.com/article/316983

Resaltados
Recientes
Archivo
bottom of page