En las zonas altas, fuentes de nuestros ríos, se ha sustituido el cultivo de especies permanentes, por cultivos de ciclo corto. Muchas son las razones de tal intervención.
Actualmente, las poblaciones asentadas en estas remotas localidades no cuentan con los recursos, los servicios, la tecnología, ni la asistencia para implantar actividades económicas capaces de conservar el ambiente.
Urge la confección de políticas agro-ambientales, agro-turísticas. Políticas ambientales, que permitan orientar el trabajo de esta gente tan emprendedora, trabajadora y capaz de soportarse, como lo ha hecho en otras oportunidades, por sus propios medios, digna y orgullosamente.
La Venezuela a la que viene, seremos unos #forasteros. Ninguno de nosotros, las generaciones que hoy pisamos esta tierra, conocemos la #VenezuelaPosPetrolera. Pero seguro podemos prever las condiciones que se avecinan:
1. Escacés de recursos económicos.
2. Debilidad institucional.
3. Baja credibilidad en el gobierno.
4. Imposibilidad de paternalismo, populismo.
5. Hambre, desempleo.
En la Venezuela petrolera, era de esperarse que las políticas hacia cualquier sector, fuera dirigida, implementada, financiada, ejecutada y mantenida por el aparato del estado. Hemos sido unos ciudadanos espectadores.
La #VenezuelaPosPetrolera, exigirá ciudadanos activos. Por lo que las políticas dirigidas a cualquier sector deberán contar con la participación de la ciudadanía de manera activa y conseguir el respaldo de la sociedad civil, empresas privadas, universidades, cultores, etc.
En las zonas altas, cualquier intervención que impacte las economías locales, deberán pasar por los filtros culturales, apoyarse en la educación y combinar diferentes frentes de acción: agricultura, cultura, educación, turismo, ambiente, tecnología.
Afortunadamente, existen experiencias que permiten ser optimistas. El desarrollo de comunidades remotas de las zonas altas será posible mediante la implementación y de condiciones para la agricultura familiar, la educación para el trabajo desde las escuelas desde las etapas iniciales, la actividad turística como posadas, hospedería, expendio de alimentos, conservas y otros productos artesanales; desarrollo de cultivos como el café, con toda nuestra tradición y fuerza en el mercado internacional, el cacao y muchos frutales; requerirá de promoción y apoyo en mercadeo; dedicación de muchas horas de estudio, investigaciones específicas; desarrollo de tecnologías.
Todo esto es posible en un país que trabaje por atender sus propios problemas. Un país libre.