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El venezolano que se llevó un millón y medio en Shark Tank México con su bar de cereal

Edmundo Hernández dejó Venezuela para buscar una mejor vida para su hijo. En México decidió abrir un bar de cereal para ganarse la vida y hoy su emprendimiento podrá consolidarse gracias al apoyo de Patricia Armendáriz.

De niño, Edmundo se emocionaba con las películas de El Santo y Blue Demon. “Me encantaban porque eran como unos superhérores latinoamericanos”, dice el venezolano, que ha venido al país donde nacieron los luchadores a probar suerte con un negocio que les hace un homenaje.

Hace un año que el sudamericano de 47 años llegó a México con su hijo Samuel, de 16, para buscarle un mejor futuro. Y es que “la situación política, económica y social de Venezuela está complicada, todo lo que se lee en las noticias es totalmente cierto”, comparte Edmundo Hernández, fundador de El Ring, un bar de cereal inspirado en la lucha libre, ubicado en Querétaro.

Edmundo eligió México como su nuevo hogar porque su hermana y cofundadora, Elynor Hernández, se nacionalizó mexicana, luego de más de una década viviendo en el país. El emprendedor recuerda que la primera vez que visitó la tierra de la lucha libre ella lo llevó a comer tacos y a la Arena México a ver a los luchadores en acción. Fue entonces cuando se dio cuenta de que era una tradición mexicana que hacía feliz a las familias. Por muchos años recordó su experiencia en la Arena México y eso lo inspiró a usar la temática de este deporte mexicano. “Quería que su bar de cereales fuera un homenaje a México por eso le puse El Ring porque ahí es donde van los luchadores a luchar y a hacer felices a la gente”, señala Edmundo en entrevista para Entrepreneur en Español.

Un bar de cereal muy mexicano

Antes de El Ring el concepto de bar de cereal no existía en México, Edmundo fue uno de los primeros en traerlo al país. La chef estadounidense Christina Tosi fue quien comenzó con esta tendencia cuando creó su exitosa cadena de repostería Milk Bar, de ahí se extendió a otros países.

Uno de ellos es Inglaterra, donde este emprendedor se topó con este modelo. Era 2015 cuando Edmundo y su hijo Samuel llegaron por casualidad a un bar de cereal en Londres y “nos pareció sumamente divertido”, recuerda. Un año después en un viaje a Madrid también se toparon con este concepto.

Así que con esto en mente, cuando Edmundo llegó a Querétaro, México, en julio del año pasado, quiso abrir un bar de cereal. Para hacerlo conjuntó su experiencia en marketing con la de emprendedor, pues en Venezuela trabajó en la agencia internacional J. Walter Thompsom y fue el director de marketing de Caroní, la cadena de ópticas más importante de su país, empleo que dejó para emprender junto con sus amigos en una tienda de antigüedades al que llamó Mobel.

Con todos sus ahorros dispuestos a invertirlos en su bar de cereal, Edmundo le dijo a Elynor que quería que el suyo fuera muy mexicano. “Quería tropicalizado, un concepto que yo he leído mucho en su revista”, dice el emprendedor, refiriéndose a Entrepreneur.

La inversión inicial fue de 150 mil pesos. “Yo no tenía mucho dinero para montar el negocio, me gasté todos mis ahorros y me quedé con mil dólares en la cuenta”, comparte el venezolano que reconoce haber cometido muchos errores al arranque del negocio porque no tenía bien resuelta la parte financiera y porque no pensaba que tendría tanto éxito desde el principio.

Un lugar de felicidad

En el Centro Histórico de Querétaro, en la calle Río de la Loza Norte se encuentra El Ring, en una casa colonial de paredes verde agua donde se sirven cereales en tazones que simulan ser una máscara de luchador.

“El propósito del negocio es el lugar donde los adultos vuelven a ser niños y los niños son más felices”, dice Edmundo.

En este lugar, los comensales pueden conseguir cajas de cereales tanto locales como internacionales, como por ejemplo, los cereales Flips de Venezuela. Estos se sirven en diferentes tazones en los cuales es posible hacer mezclas de cualquier cereal con diez tipos de leches, desde las de vaca hasta orgánicas y vegetales. “Tenemos leches de sabores, de vainilla, de menta, de horchata y hasta de rompope. Siempre estamos tratando de innovar con los sabores”, explica Edmundo.

Parte de la innovación es crear también otros productos, como una línea de galletas con sabor de cereales y las ensaladas en la que se combinan los cereales con lechuga, jitomates, que han introducido justo en la semana de su participación en Shark Tank.

La mordida de la tiburona

Seis meses después de la apertura del primer El Ring, Edmundo recibió un correo del equipo de Shark Tank México, pero el dominio era de hotmail, así que pensó que era una broma de sus amigos de Venezuela, pero al cuestionarlos, dijeron que no habían sido ellos. Entonces respondió el correo y meses después estaba parado frente a las cinco personas más influyentes en el mundo de emprendimiento en México. El día del programa “estaba sumamente nervioso, no me lo podía creer”, reconoce Edmundo. Sin embargo, logró convencer a Patricia Armendáriz de invertir en El Ring un millón y medio por el 50% del negocio, menos una acción. “Mejor socia no podemos tener porque ella se sienta con el emprendedor y si no le gusta una idea, no le gusta, no es complaciente. Yo la respeto mucho”, afirma el emprendedor venezolano. Con la inversión de Patricia Armendáriz, el objetivo es consolidar la marca en Querétaro y posteriormente llegar a Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. Porque, como opina Edmundo, “México es un país tan grande que le da la oportunidad a las personas de poder desarrollar sus sueños si trabajas, si eres honesto y si le echas pichón, como decimos nosotros”.

Fuente: https://www.entrepreneur.com/article/320074

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